Chantal Comte lleva 35 años abanderando los grandes rones.
Reconocido por coleccionistas de todo el mundo, ha inventado una profesión habitual en el mundo del whisky y que aún no se había creado en el ámbito del ron: la profesión de Blender/ Bottler (Ensamblador/Embotellador), bajo su marca «Chantal Comte».
En la actualidad, su colección, iniciada en los años 80, es una de las más extraordinarias. Durante sus viajes a las Antillas, Chantal Comte aprovecha su don para desenterrar auténticas «joyas», rones excepcionales cuya singularidad revela a menudo a los propios destiladores, que son los autores.
Sus hallazgos son esperados con impaciencia por los expertos más exigentes. La excepcionalidad de las añadas, distribuidas en pequeñas cantidades, se suma a la del placer del descubrimiento. ¡A veces se hacen esperar mucho tiempo!
SCEAM 571,
chemin de la Tuilerie
30 900 NIMES - FRANCE
GPS : Lat. 43°45'58.85"N/Long. 4°22'47.30"E
Standard: +33 466 701 055 / Ligne directe : +33 466 709 179
contact@chantalcomte.com
LA COLECCIÓN DE RONES CHANTAL COMTE
EXTRACTO DEL "DICTIONNAIRE AMOUREUX DE LA GASTRONOMIE"
DE CHRISTIAN MILLAU - EDITIONS PLON
“Siento respeto por el coñac, simpatía por el “eau de vie de poire”, si es de Brana, en Saint-Jean-Pied-de-Port, y una profunda admiración por el gran chartreuse de Tarragona, pero las dos pasiones de mi vida –tres cuartas partes de ella ya olvidadas– de bebedor de alcohol se decantan por el Bas-Armagnac y el Ron Añejo, por supuesto, y, si es posible, muy añejo. (…)
Yo mismo lo reconozco, la edad, el miedo a tener que llenar de aire el alcoholímetro (en lugar de disfrutar de la alegría de vaciar una copa) y algunas cuestiones médicas me hicieron traicionar y abandonar lo que adoraba. Casi, porque afortunadamente, de las profundidades de un pasado de placeres, de vez en cuando surge una llama que despierta mis viejos instintos y me hace hundir la nariz en una u otra de estas maravillas.
Así, el otro día, en casa de Michel Guérard, el excelente Julien, sumiller, cuya silueta evoca la de una hermosa damajuana de Bas-Armagnac o Martinica, me tendió una emboscada, sin que yo ofreciera resistencia, sirviéndome un dedo de un ron añejo del que nunca había oído hablar antes, a pesar de mi experiencia como navegante sobre las olas del delicioso néctar caribeño. Mi comentario surgió sin hacerse esperar: «Ah… Ah… Oh… Oh…» para culminar con un «¡Gracias a dios!» que expresaba lo mejor de mi fervor religioso. (…)
Los franceses pasan de largo ante verdaderos tesoros, de los que no hace falta llenar un vaso para capturar su inmensa belleza. A lo sumo, el fondo de una copa, al final de una buena comida, es suficiente para trasladarnos a las islas donde, como cantaba Saint-John Perse, «el mar es más suave que la pulpa de un sueño».
Hablo, por supuesto, del ron agrícola, el único que puede alcanzar la perfección. (…)
Y ahora, en Eugénie-les-Bains, un ron del que nunca había oído hablar viene a despertar mis instintos tanto tiempo aletargados: Arbre Voyageur, una de las cuvées más hermosas del pequeño lote Depaz, en las laderas del monte Pelée, que permite a una joven apasionada, llamada Chantal Comte, ganarse a los chefs más famosos de Francia a la causa de los rones añejos.
Esta coleccionista que también elabora vino, en el Château de la Tuilerie, en las Costières de Nîmes, viaja por las Indias Occidentales para desenterrar rarezas absolutas, que después embotella, como por ejemplo este Tour de l'Or donde la vainilla, los cítricos muy maduros, la menta, el cedro y las especias dulces se funden en una perfecta armonía de «violenta dulzura». Para cuando se esfumen las mil cuatrocientas botellas de este concentrado de felicidad, Chantal Comte ya habrá encontrado, en Martinica, Guadalupe, la Guayana Francesa y, por qué no, en Guyana, en otros tiempos británica, otros tesoros escondidos."
(Cf: Christian Millau)